Un equipo de investigadores de la Universidad de Iowa y el
Centro Médico de Asuntos de Veteranos de Iowa (EEUU) ha realizado un estudio
para averiguar los efectos de una caminata moderada en los pacientes con la
enfermedad de Parkinson.
Para ello contaron con 60 adultos mayores, quienes
realizaron tres sesiones a la semana de caminatas de 45 minutos a una
intensidad moderada llevando consigo monitores de frecuencia cardíaca. Además,
los investigadores realizaron diversas pruebas para medir su capacidad
aeróbica, su función motora, su estado de ánimo, así como su memoria y sus
capacidades cognitivas. Este procedimiento se llevó a cabo durante un período
de seis meses.
Tras ese tiempo, los
expertos hallaron que caminar a paso ligero mejoraba la función motora y el
estado de ánimo en un 15%, así como una mejora del control de la
atención/respuesta en un 14%. De la misma forma, los voluntarios también
presentaban una reducción del cansancio en un 11% y un aumento de la aptitud y
la velocidad aeróbica de la marcha en un 7%.
“Los resultados de nuestro estudio sugieren que caminar
puede proporcionar una manera segura y fácilmente accesible de mejorar los
síntomas de la enfermedad de Parkinson y la calidad de vida de los pacientes.
Las personas con enfermedad de Parkinson de leve a moderada que no tienen
demencia y son capaces de caminar de forma independiente sin un bastón o
andador pueden seguir con seguridad las directrices de ejercicio recomendadas
para los adultos sanos, que incluyen 150 minutos por semana de actividad
aeróbica de intensidad moderada”, afirma Ergun Y. Uc, líder del estudio. Las
conclusiones del estudio han sido publicadas en la revista Neurology.
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