lunes, 23 de noviembre de 2015

Alteraciones sensoriales

Alteraciones de la audición

En las personas mayores la disminución de la audición es relativamente frecuente, tanto por enfermedades otológicas como por cambios relacionados con el envejecimiento (la presbiacusia).

La sordera o incluso la disminución de la agudeza auditiva está relacionada con:
  • Aumento del riesgo de caídas, con mayor miedo posterior a caerse.
  • Aumento de accidentes domésticos, como quemaduras o golpes.
  • Reducción de la movilidad.
  • Tendencia a la disminución de las actividades fuera del domicilio, con aislamiento social.
  • Disminución de las habilidades en las actividades básicas de la vida diaria, en especial las instrumentales (comprar, llevar asuntos de dinero, llamar por teléfono, viajar).
  • Desarrollo de síndromes confusionales en pacientes con deterioro cognitivo y/o frágiles.
  • Asociación a depresión, ansiedad, estrés.

Las patologías que provocan disminución de la agudeza auditiva en las personas mayores suelen ser:
  • Tapón de cera en el conducto auditivo externo, donde se acumula la cera protectora. Además de sordera puede provocar ruidos (acúfenos) y sensación de inestabilidad. El tratamiento es extracción del mismo por personal sanitario tras reblandecimiento.
  • Perforación timpánica, es decir, un “agujero” en el tímpano, producido por diversas causas (infección, traumatismo). Produce sordera, dolor, secreción por el conducto, ruidos y mareos. El tratamiento suele ser esperar la cicatrización espontánea y evitar la entrada de agua en el conducto; la cirugía se reserva para casos extremos.
  • Otitis externa, es decir, inflamación o infección en el conducto auditivo externo. La clínica consiste en sordera, dolor, picor y supuración. El tratamiento médico suele ser gotas otológicas y analgésicos orales.
  • Otitis media aguda o infección del oído medio, que provoca sordera, dolor, inestabilidad, ruidos. El tratamiento de antibiótico y analgésico debe recomendarlo un médico.
  • Otitis media crónica, que es la complicación extrema de una otitis media aguda perforada, que presenta síntomas de sordera y supuración maloliente. El tratamiento suele ser quirúrgico mediante la limpieza profunda de la zona.
  • Presbiacusia, que es la disminución de la agudeza auditiva por la pérdida de elasticidad del tímpano y los huesecillos causada por la edad y la disminución del número de células sensitivas; aproximadamente el 30% de los mayores de 65 años tiene pérdida de audición demostrable por audiometría. Es bilateral, de comienzo paulatino y afecta más y más precozmente en sonidos agudos; también provoca interferencias en la comprensión de conversaciones en ambientes ruidosos (disminuye la discriminación).

Por las implicaciones funcionales que conlleva la disminución de la audición es importante revisar de forma periódica y rutinaria la agudeza auditiva, así como valorar correctamente las quejas subjetivas de sordera por parte de los adultos mayores y no darlo como propio de la edad.

La prescripción adecuada e individualizada de audífonos, por parte de especialistas como los audiólogos, en las patologías con pérdida irreversible de la audición, ayudará a mejorar no sólo la percepción del discurso, sino también su conexión y orientación con el entorno y permitirá una mayor y más segura movilidad, hecho que puede mejorar radicalmente la calidad de vida de la persona mayor con sordera.

Alteraciones de la vista

Las alteraciones de la vista tienen un valor especial en las personas mayores por su frecuencia, por su importancia para mantener la independencia (afectan a la realización de las actividades de la vida diaria y son factor importante para el desarrollo de síndrome confusional) y porque son problemas que con frecuencia se pasan por alto. La pérdida de la visión puede deberse en los mayores a numerosas causas éstas pueden ser tratables o no.

En cualquier caso aumenta la probabilidad de accidentes y caídas y las personas que ven mal pueden tener problemas para desenvolverse en la vida normal. Los problemas de visión pueden también causar trastornos psíquicos y de conducta en las personas mayores. Es por todo ello imprescindible que los mayores vayan a revisarse la vista con cierta frecuencia, porque de ella depende su futura calidad de vida. En ausencia de problemas, no es mal consejo hacerse una revisión al año

Las patologías de la vista de las personas mayores más frecuentes son:

Presbicia

La presbicia es la pérdida de acomodación del cristalino que aparece cuando éste se vuelve rígido con el paso de los años, en especial a partir de los 45 años, y se hace máxima hacia los 65. El cristalino es una lente que existe en el interior del ojo, y tiene como función enfocar la vista. Por eso la presbicia, que también se conoce como "vista cansada", se presenta como dificultad para enfocar los objetos al cambiar la mirada de lejos a cerca. Es un cambio universal y se corrige con gafas que mejoran el enfoque de los objetos cercanos.

Cataratas

Las cataratas son extraordinariamente frecuentes. El cristalino (la lente) se vuelve progresivamente opaco y va haciendo perder la visión. Aparecen en los dos ojos, pero su progresión puede ser a distinta velocidad. Se dan con más frecuencia en mujeres, aunque no se conoce exactamente el motivo. También son más frecuentes en diabéticos, fumadores y bebedores. La clínica, además de visión borrosa, puede ser miopización, visión deformada o amarillenta o imágenes dobles al mirar con un ojo; si la catarata es periférica la clínica puede ser muy leve. El único tratamiento eficaz es la intervención quirúrgica, en la que se cambia el cristalino por una lente intraocular que suple sus funciones. Es una operación sencilla, que habitualmente se realiza de forma ambulatoria y con una elevadísima tasa de éxito.

Degeneración macular

En la parte posterior del ojo está la retina, que es la zona que recoge las imágenes y las convierte en impulsos nerviosos que el cerebro interpreta. En el centro de la retina hay una zona que se llama mácula, esencial para la visión porque es el lugar donde se enfoca la imagen. En la degeneración macular esta zona se daña (aún no se sabe bien por qué sucede). Cada vez se diagnostica con más frecuencia. El afectado empieza a ver las líneas torcidas y pierde luego visión de la parte central del campo visual, que puede avanzar hasta llegar a la ceguera. Hay varias formas de distinta gravedad, y los tratamientos aún no son muy eficaces y la mayoría está en fase de experimentación y desarrollo. Es obligado el control por un oftalmólogo.

Glaucoma

El glaucoma es el aumento de la presión del líquido que hay dentro del ojo. Este aumento de presión puede llegar a dañar el nervio óptico de forma irreversible, haciendo que se pierda la visión de la periferia hacia el centro (perdida del campo visual periférico). Hay distintas formas de glaucoma; por cierre o bloqueo de los canales de “desagüe” del liquido ocular (obstrucción por detritus o por cierre del canal por el iris si éste se abomba) o por aumento de su producción. El problema de esta enfermedad es que muchas veces no produce síntomas precoces, por lo que con frecuencia se diagnostica tarde. Algunas formas pueden ser agudas, con síntomas de dolor muy intenso, cosa que constituye una urgencia oftalmológica. Es importante hacer revisiones periódicas oftalmológicas para el diagnóstico y tratamiento precoz. El tratamiento con medicamentos, en general colirios, y con determinadas operaciones en según qué tipos, es generalmente muy eficaz y detiene la perdida de visión.

Alteraciones de retina por otras enfermedades

Pueden producirse alteraciones de la retina por enfermedades generales, como la diabetes o la hipertensión. Estas enfermedades pueden dañar la retina sin síntomas de inicio, haciendo perder poco a poco la visión. Se considera que la retinopatía diabética es hoy día la principal causa de ceguera en adultos en los países desarrollados. Para que estas retinopatías no progresen hasta la ceguera es fundamental mantener el mejor control posible de la diabetes o la hipertensión. Es imprescindible que los hipertensos y los diabéticos revisen su vista en la consulta de su oftalmólogo periódicamente. Otras alteraciones pueden ser la embolia de la arteria central de la retina o la trombosis de venas retinianas; ambos problemas ocasionan serias perdidas de visión, que son irreversibles.

Alteraciones del gusto y el olfato

El sentido del gusto o sabor es en realidad una combinación de las sensaciones que recogen las papilas gustativas en la lengua y del sentido del olfato, ambos trabajando por reacción de las sustancias químicas sobre los receptores.

Normalmente se identifican los cuatro sabores básicos:
  • Dulce
  • Ácido
  • Amargo
  • Salado
Las combinaciones de estos sabores, unidas a la textura, la temperatura, el olor y las sensaciones del sistema sensorial general producen el sentido de los sabores. Estos es lo que permite conocer si se está comiendo avellanas o salmón. Muchos de los sabores son reconocidos principalmente por el olfato. Por ejemplo, para reconocer el chocolate o del café es más fácil si se percibe el olor cuando los están preparando.

Se admite que el sentido del olfato esta mas aguzado entre los 30 y los 60 años. Este sentido declina después de los 60 y en una proporción apreciable de adultos mayores se pierden la capacidad de oler y gustar. Esta pérdida afecta a la nutrición, pues se pierde el sabor de la comidas, lo que hace disminuir el apetito y en ocasiones la ingesta, con riesgo de desnutrición. Asimismo, con la reducción o pérdida del olfato se pierde un sentido de alerta vital ante situaciones de riesgo como escapes de gas, humo de incendios, comidas en mal estado, etc.

Las causas de estas alteraciones pueden ser:
  • Infecciones del tracto respiratorio superior.
  • Traumatismos craneales que pueden producir daños a nivel de estos sentidos.
  • Pólipos en la nariz o los senos paranasales.
  • Cambios o problemas hormonales que pueden llevar a daños en el gusto y el olfato.
  • Uso prolongado de varios medicamentos (por boca seca o alteración primaria de los receptores sensitivos); pueden ser antihipertensivos, hipoglicemiantes, antibióticos, antiinflamatorios, psicótropos, etc.
  • Tabaquismo, la exposición al humo del tabaco disminuye la habilidad de identificar olores y disminuye el sentido del gusto.
  • Radioterapia en los tumores de la cabeza y el cuello, así como algunas enfermedades neurológicas.

De interés

La solución de las alteraciones de gusto y olfato es básicamente el tratamiento de la causa si es que esta se identifica: control de las infecciones de vías altas, disminución de la inflamación de los pólipos o su exéresis, suspensión o cambio de los fármacos implicados, abandono del tabaquismo, etc. Además de estas medidas no existe tratamiento específico para la alteración de estos sentidos ni para recuperar la pérdida, por lo que es muy importante la identificación de las causas que sean reversibles para su control precoz.


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